viernes, 28 de enero de 2011

Diciembre sin ti .......


Otro diciembre más y nosotros amándonos, entregando de nuestro ser lo mejor,dejando el corazón en cada beso y llenando el alma de este bendecido y bello amor. Gracias por todo lo que me das amor es hermoso sin palabras :$
Mi querido amor:
Ya ha llegado otro Diciembre, una nueva Navidad, y seguimos lejos el uno del otro, mas eso no me quita el deseo de seguir escribiendo para este amor, porque no hay nada que se le parezca, es paciente, amoroso y fiel.
Siempre que llegan estas fechas un velo de tristeza se apodera de mí, provocado tal vez por los cánticos y la gente que se abraza a sus amores mientras yo sigo anhelando que llegue ese día que tú hagas lo mismo conmigo.
Cierro mis ojos para que mi corazón vuele hacia ti, para abrazarte, para darte todos los besos que hemos soñado juntos, siempre se me escapa alguna lágrima de tristeza pues son fechas sensibles y amándote tanto como te amo, es normal que también de mis ojos caigan gotas de pena y a la vez de amor y de felicidad.
Sé que también tú estás pensando en mí, porque eso lo siento aquí en mi corazón que es la parte donde tu habitas. Miro por mi ventana, este año todo parece brillar más, todo está más colorido, y te imagino igual, mirando por tu ventana pensando en mí, deseando estar a mi lado, porque sé que me amas como yo te amo a ti.
Nuestro amor es lo que me da fuerza para seguir esta vida lejos de ti, no deseo otra cosa que no sea estar a tu lado. Y así es como debe ser, el amor todo lo cubre. ¡Sí, cierto! Es Navidad y no estás junto a mí, pero eso no cambia mi amor por ti. Mi amor, ¿sientes cómo la brisa acaricia por tu rostro? Son mis labios que se acercan a ti para besarte suave y tiernamente, dispuesta siempre a esperarte. Creo en nuestro amor y en nuestros planes.
Este diciembre es muy diferente, porque sé que en cualquier momento me dirás que la lejanía se termina, que ya no habrá más distancia, sólo abrazos y amor para hacer nuestra vida, así como para concretar nuestros planes.
Es mucho el amor que tengo es como una promesa y un modo de decirte de todas las maneras posibles que aunque esta navidad no estemos juntos, aquí estarás conmigo a cada minuto, porque mis pensamientos sólo son para ti, todos mis sueños te pertenecen.
Amor, mi amor, mi sueño,
mi esperanza…SÓLO TÚ ERES Y SERÁS
MI AMOR POR SIEMPRE JAMAS

Enamorada de ti


Estoy enamorada de tus bellos ojos

de tu rostro de niño pequeño

que no sabe lo que le pasa

ni tampoco entiende lo que siento.

Estoy enamorada de tu bella voz

que expresa sentimientos confundidos

entrelazados en el viento,

ahogados en un oceano divino.

Estoy enamorada de un amor,

que no existe y que tampoco existirá

de una gran estrella viajera

a la cual jamás podré tocar.

Estoy enamorada de un milagro,

de una ilusión..

que no sé donde empezo,

ni donde terminará...

Al amanecer


Tengo un manantial que vierte sus aguas en mi jardín…
Manantial que poco a poco, va regándolo con gotitas de amor.
Hermoso vergel, donde cultivado con hermosos gladíolos, mis besos se guardan entre violetas y azahar.
Al alba recorro mi jardín, mis besos dormidos prevalecen y con sigilo los he de despertar. No queriéndolos lastimar, tomo dos de tantos que hay y en mi mano con un leve soplo, al viento ofrezco, para que a ti te los vaya a llevar.
Amor…
¿ Te habrán llegado ya tantos besos, que en tantos también albores, al viento entregué?
Centinela soy de mi jardín, porque en el prevalece mi sentir y a punto de dormir, con mis píes descalzos y envuelta en suave camisón de satén, convierto a la noche en testigo del paseo que doy por mi vergel, repleto de besos y amor.
Mis besos también se quieren dormir y entre mis dedos atrapo a uno de ellos, volviendo a llamar al viento, para que él fiel mensajero, en tus labios los pose y con ellos entregarte otra gotita del inagotable manantial.
Al viento doy mi mandato, para que al alba mis dos besos te despierten y el que te acompaña en tu dormir, se posen los tres en tus labios y se prendan ardiendo con pasión.
¿ Te habrá entregado el viento tantos besos, que en tantos días por él te envié?
El viento mudo a mi regresa y no me dice lo que piensas, si mis besos ardiendo en tus labios los dejas, o con un soplo también, los desechas.
El viento es el espía que atrapa tu silencio…
Viento que escuchas lo que dice el silencio.
Dime viento…
Cuando mis besos en sus labios se posan…
¿ Qué es lo que hace con ellos mi amor?

Besos que van ....... Nose si llegaran


Tengo un manantial que vierte sus aguas en mi jardín…
Manantial que poco a poco, va regándolo con gotitas de amor.
Hermoso vergel, donde cultivado con hermosos gladíolos, mis besos se guardan entre violetas y azahar.
Al alba recorro mi jardín, mis besos dormidos prevalecen y con sigilo los he de despertar. No queriéndolos lastimar, tomo dos de tantos que hay y en mi mano con un leve soplo, al viento ofrezco, para que a ti te los vaya a llevar.
Amor…
¿ Te habrán llegado ya tantos besos, que en tantos también albores, al viento entregué?
Centinela soy de mi jardín, porque en el prevalece mi sentir y a punto de dormir, con mis píes descalzos y envuelta en suave camisón de satén, convierto a la noche en testigo del paseo que doy por mi vergel, repleto de besos y amor.
Mis besos también se quieren dormir y entre mis dedos atrapo a uno de ellos, volviendo a llamar al viento, para que él fiel mensajero, en tus labios los pose y con ellos entregarte otra gotita del inagotable manantial.
Al viento doy mi mandato, para que al alba mis dos besos te despierten y el que te acompaña en tu dormir, se posen los tres en tus labios y se prendan ardiendo con pasión.
¿ Te habrá entregado el viento tantos besos, que en tantos días por él te envié?
El viento mudo a mi regresa y no me dice lo que piensas, si mis besos ardiendo en tus labios los dejas, o con un soplo también, los desechas.
El viento es el espía que atrapa tu silencio…
Viento que escuchas lo que dice el silencio.
Dime viento…
Cuando mis besos en sus labios se posan…
¿ Qué es lo que hace con ellos mi amor?

jueves, 27 de enero de 2011

LA VIDA


Sabéis podría deciros palabras increíbles q solo yo se escribir, podría explicaros como me la paso todos y cada uno de mis días .......... Pero en vez de eso sabeis q haré? mmmmm no lo sabeis verdad xD Pues simplemente amig@s os contare como veo la vida, como veo las cosas desde la distancia, desde el tiempo, espacio, preceptiva, incluso lugar ........ Y pensareis se ha vuelto loca a tomado algo extraño tiene fiebre xD ( que chingados nos importara la vida, cosa muy importante si no os habeis dado cuenta ) Noooooooooooo nada de eso. Quiero q empeceis a conocer mi otra personalidad mi otra mente; La vida desde lo alto parece insignificante un trozo de tierra y agua con un montón de pequeñísimos seres moviéndose de un lado para otro ......... Desde arriba piensas si realmente vale la pena luchar por eso, piensas hay tanta gente en el mundo q a nadie le importaría si existes o no ( error ) Por que cuando bajas y vuelves a poner los pies sobre esa misma tierra te das cuenta q nuestros antepasados lo crearon, nosotros mismo día con día creamos el trozo de tierra q sera nuestro en un futuro no muy lejano ..... Otra cosa, puede q para mucha gente no le importes no por q nadie te quiera, sino por q no te diste a conocer, por q la gente q te crio, la gente q si te conoce, la gente q te ama, si se preocupa ( y tanto q se preocupa ) velan por ti día con día, para q nada malo te suceda. La vida desde el tiempo es una cuenta atrás q cuando menos te lo esperas explota y no te deja continuar hasta el día siguiente .... Claro hay quien ni duerme ( me incluyo pero no siempre xD ) simplemente no dormimos por q el tiempo se nos acabo muy pronto y aun queremos disfrutar de la vida nocturna q realmente es mas bonita y interesante q la dial. La vida y el espacio hayyy weeeeeeeeeeee!!!!!!! llegamos a mi punto neutral xD primero tenemos q saber q es el espacio no? por q el espacio no es el cielo lleno de planetas .... No, no me refiero a esa clase de espacio, sino a estos espacios:

Espacio Publico : lugar donde cualquier persona tiene el derecho de circular.
Espacio Urbano : el que se encuentra dentro de áreas metropolitanas.
Espacio Rural : el que se encuentra fuera de ellas.

El espacio público tiene una dimensión social, cultural y política. Es un lugar de relación y de identificación, de manifestaciones, de contacto entre la gente, de vida y de expresión comunitaria.
Rasgos característicos del espacio urbano son su mayor población, su alta densidad de población, su extensión y su mayor dotación de todo tipo de infraestructuras; pero sobre todo la particularidad de las funciones urbanas.

El espacio rural,corresponde al sitio donde se desarrollan las actividades del campo y está constituido por los espacios agrícolas, de pastoreo, forestal y de recreo.

Cada cosa que nos ocurre en la vida, cada persona que conocemos, cada suceso nos afecta de una forma. Reaccionamos con un sentimiento, sea negativo o positivo, pero opinamos, valoramos, juzgamos… Reaccionar es algo natural.Esa será nuestra primera impresión, que quizás se separe mucho de la opinión definitiva. Ésa última será la importante.El tiempo nos permite confirmar nuestros sentimientos (o cambiarlos). La vida nos proporciona ese tiempo, esa madurez de sentimientos, ese marco de referencia, esa perspectiva para dar el valor adecuado a las cosas. Ese tiempo, tan necesario, nos confirma la bondad de las personas o también el alcance real de un daño, de algo que nos pareció horrible de entrada.Los amigos son más verdaderos conforme pasa el tiempo. Llegan situaciones nuevas… y siguen siendo tus amigos. Son mejores amigos pues te conocen más. Esa amistad tiene mucho más valor que la amistad del nuevo amigo, que puede desaparecer tan rápida como llegó. Esa nueva chica, esa nueva sensación de felicidad, ese nuevo trabajo, necesitan madurar. Necesitan perspectiva para ser valorados con criterio. Es el tiempo el que pone a cada situación y a cada persona en el altar que le corresponde.

miércoles, 26 de enero de 2011

Eres mas que amor


No eres simplemente amor, el amor es un sentimiento
tú eres más que eso, eres alegría, pasión, eres mujer y suspiro
la suave brisa que toca mis mejillas, el dulce aroma que respiro
y la dulcura de de tus labios cuando se encuentran con los mios.
El amor duele, lastima, se quiebra y esfuma,
tú permaneces ahí, por encima de mis recuerdos
inmovil con aquel silenció que lo dice todo
cuando no estoy pensando, tú estás presente
sé que existes, que me amas, que eres real
que tú ojos no son un sueño, esos ojos que
dan vida, que lo iluminan todo.
Hagamos un trato, no seas simplemente amor
el amor es ingenuo, tímido, callado y flexible
sé pasión, sé seducción, sé erotismo y sé redención
sé todo lo que quieras, pero no seas simplemente amor.
Más allá de mis días quiero que te encuentres ahí
esperandome, con esa sonrisa perfecta que
me enamoró. Qué dicha morir así!, entre tus brazos
y viendo tu rostró. Ya vez Dios que el cielo no es lo más
hermoso...
Hagamos un trato, ser uno hasta el final
ser un sólo cuerpo habitado por dos almas
por dos enamorados que nunca dejaron de soñar.
Amor mio, mi dulce soledad, espero el día en que
deje de ser humano para convertirme en eternidad
y en ese momento ya nada ni dadie nos va a separar.
No seamos simplemente amor, seamos algo más
seamor dos estrellas en el cielo
brillando para toda la eternidad.

La casa


La Casa. Cuando tenía cinco años mi padre me dio la lección más importante de mi vida. La vida no es justa, no tiene qué serlo. Le tienen sin cuidado los deseos que tengas, los anhelos, si hiciste algo, igual te va a patear las bolas hasta que no puedas más. Por eso debes estar preparado para todo. Y éstos dos últimos meses me han demostrado la universalidad de esa ley. No recuerdo cómo empezó, pero para ahora creo que no tiene importancia. Había visto películas donde la gente se ve enferma, agripada, o donde se habla de casos desatados de violencia. Pero las películas se equivocan, Hollywood es una gran mierda, ya lo decía mi padre. En realidad todo empezó con la pérdida de las comunicaciones públicas y la apropiación por parte del ejército. Supongo que no querían que nada se supiera. En su infinita arrogancia, creyeron que podían controlar todo, que no pasaría nada. Sólo comunicaban que los ataques terroristas estaban controlados, pero que había toque de queda. Nadie sabía de qué puñeteros ataques hablaban. En lo que a mí respectaba, todos se podían ir al carajo. Pero luego de repente un día cayó la comunicación televisada y radiofónica, y con ella a los pocos días, la electricidad. Para entonces algunos hablaban de ataques contra seres humanos, que eran mordidos para luego volverse a atacar a otros humanos, pero nunca se cree en ese tipo de cuentos. Es como decir que alguien ha visto hombres lobos jugando con caperucita, simplemente es de orates. Sin embargo eran verdad. Todos hemos visto alguna película de muertos vivientes, pero la realidad es mucho más aterradora. Yo supe que era verdad una semana después que los ataques comenzaron. Volvía una noche del trabajo con mi chica, una hermosa rubia con curvas de miedo. Al dar vuelta a la esquina, una cuadra antes de mi casa, sentí cómo una mano me jalaba hasta llevarme al suelo. Lo siguiente que recuerdo son las tripas de mi chica desparramadas por el suelo y a un infesto imbécil saco de pus lamiendo del suelo. Era verdaderamente repugnante. Mi chica ya no gritaba, fueron segundos los que tardó en morir, y otro imbécil se esforzaba por alcanzarme. Como pude me deshice de él y corrí a refugiarme en casa, con un montón de ellos pisándome los talones. De eso ya tiene un mes y tres semanas. Dos meses desde que iniciara lo que todos llaman el Apocalipsis, y yo llamo mi infierno personal. Me refugié en casa con la esperanza de que todo pasara, pero ya ven las películas, nunca pasa, sólo empeora. Por suerte seguí las reglas de mi padre. Mi casa estaba bien surtida de alimentos, armas e incluso baterías, agua embotellada, galones para bañarme e incluso libros con los cuales entretenerme. Él no esperaba una infestación masiva de Necrófagos, pero sí un terremoto, golpe de estado, etc. Sabía que en una situación así no sólo debes contar con víveres, sino también con armas y los cojones para usarlas. El problema aquí es que mis provisiones, como lo recomiendan los especialistas, eran sólo para dos semanas quizá tres racionándolas, y llevo mes y medio en casa. Pero estaba relatando cómo es que toda mi vida se fue a la mierda. Cuando me encerré en casa, aquellos estúpidos pedazos de carne descompuesta comenzaron a golpear mi portón. Querían derribarlo, de verdad querían un pedazo de mí. Como pude, en mi acojonado estado, perdonarán la expresión, corrí tras unos troncos, grandes troncos, a mi jardín, que esperaban poder ser usados como leña más adelante. Los apilé y corrí al interior de la casa rogando a todos los dioses y santos habidos y por haber que esos putos horrores no tuvieran la genial idea de saltar el muro que separaba mi hogar de la calle. Por suerte eran tan idiotas que no atinaron a hacer otra cosa que seguir golpeando. Ya en el interior lo primero que hice fue prender la televisión. Quería saber si por primera vez desde que la caja idiota se inventó, transmitían algo que valiera la pena verse. Quizá algo sobre lo que pasaba afuera. Nada. Si, simplemente seguían con su mensaje de seguridad y su intento de tranquilizar a todo mundo. El jodido mundo se estaba yendo al diablo y el gobierno sólo nos decía que todo estaba bien y que nos quedáramos calmaditos esperando ser el siguiente plato en el menú zombie. Porque eso eran, zombies. Había visto mucho cine, mucha serie de tv e incluso mucho pinche disfraz en Halloween. Sí, eran zombies, y estaban pegando en mi puerta como si el universo fuera sólo eso. Tenía miedo, mucho miedo, estaba hasta la madre de terror. Quise llorar, sabía que no podía salir y mi familia estaba a media ciudad de distancia. Pensé en ir por ellas, pero sabía que estaba sitiado. El teléfono. Eso era, podía marcar el teléfono y avisarle a la policía, a mi familia y a toda la ciudad si así me sentía seguro. Levanté el auricular, aunque con miedo de que no hubiera línea. La había. Marqué el número de casa de mi familia. Pude marcar primero a la policía, pero me importaba más asegurar el bienestar de los míos. El que no me entienda es porque tiene muy poca madre. Yo sí tenía, y quería asegurarme de que estaba bien. Sonó una, dos veces, tres, pero nadie contestó. O bien no estaban en casa, o ya nadie podía contestar. Colgué y marqué a la policía, pero una grabadora me desilusionó. Caí en la cuenta de que nadie vendría por mí, ahora era sólo yo y nada más yo. Me dieron ganas de vomitar y por costumbre corrí al jardín de enfrente. Quería vomitar en un lugar que no apestara la casa. Mientras el desayuno, la comida, la cena y la cerveza obscura que ingerí en todo el día salían de mi estómago, los parásitos come carne seguían golpeando, más ruidosamente si cabe. Una vez terminé, la fase traumática había pasado. Razoné que si quería sobrevivir debía ser muy inteligente. Entré en casa e hice todos los preparativos para sobrevivir. Racioné el alimento, poniendo especial énfasis en que durara lo más que pudiera lograr, por si había un rescate no me hallaran rogando por un mísero pedazo de pan. Luego aprovechando la electricidad, sabiendo que si esto seguía no había forma de asegurar el suministro, cargué todas las baterías recargables que pude encontrar, y aproveché el filtro eléctrico de la casa y una doble parrilla eléctrica para potabilizar más agua. Cuando había acabado con todo ello, pasé a lo más acuciante. Saqué mi armamento, una hermosa Remington 750, con mira láser adaptada y acabados de titanio; una Taurus .9 mm, dos Beretta del mismo calibre; una Colt .45mm; dos rifles de asalto ak47; un rifle de asalto m4, de poco alcance pero seguro; dos rifles de asalto m16, para distancias más largas; varias granadas de fragmentación; algunas bombas incendiarias; un par de Ninjatos (espadas ninja) de mi tiempo entrenando; algunas estrellas y todo un set de cuchillos de lanzamiento. Procedí a aceitar, cargar y preparar las armas de fuego, y por dos días me entretuve afilando las punzo cortantes. Cuando hube terminado me sentí mucho mejor. Mi estúpida histeria había pasado. Ahora me sentía seguro, me sentía armado. Podía enfrentarme a lo que sea. Subí al segundo nivel de la casa y desde ahí, binoculares en mano, me dediqué a vigilar mi casa. Todo eran Necrófagos hasta donde la vista alcanzaba. De verdad era una marejada. En verdad el mundo ya se debía haber ido al demonio. Seguí divisando por días, atento a lo que se pudiera escuchar. Un avión, un helicóptero. Incluso colgué un globo de la mitad de mi tamaño en el techo de la casa, con muchos colores y las siglas S. O. S. grabadas en él. Nadie apareció. Nadie, salvo los que eran comidos afuera, llenando de gritos y súplicas de piedad el ambiente. Yo hacía caso sordo, sabía que ahora cada quién estaba por su cuenta. Rescatar a alguien sólo significaba menos provisiones. Pero algo más sucedió. Al tiempo que la soledad y la falta de contacto con el ser humano desaparecía, mi humanidad, contrariamente, comenzó a aflorar. Lo que originalmente había ideado como un armamento para poder escapar, se volvió el último acto piadoso para la gente de afuera, cada vez más cerca de la extinción, aumentando en número la cantidad de No Muertos en la calle. Todo empezó una de las mañanas, no recuerdo cuál. Un niño, de no más de cinco años, corría gritando, intentando alejarse de todo el horror. Antes de que pudiera correr cien metros, uno de ellos lo derribó y le mordió la pantorrilla, arrancando tejido, músculo, tendones. El niño gritaba con horror, suplicando. Yo había visto lo que pasaba. El virus tardaba menos de treinta segundos en hacer efecto, así que antes de ser devorado lo suficiente como para morir totalmente, los Zombies se darían cuenta que ya no era carne pura y le dejarían, para luego verlo levantarse y engrosar sus filas. Así que oyendo los gritos de horror hice lo único benévolo que podía, sabiendo que no podía hacer nada más. Levanté mi fusil y apuntando a la cabeza disparé. Sus sesos explotaron con la bala como si fuera una piñata. La masa cerebral salió lento por el orificio y todos los hijos de puta zombies voltearon hacia la casa. Ver el orificio en la cabeza del niño casi me vuelve loco, sobre todo después que una de esas malditas aberraciones, una mujer morena, desnuda con los pechos caídos y sin un pedazo de pierna, introducía los dedos por el orificio y sacaba un pedazo de masa encefálica para llevársela a la boca. Pero el niño, ese angelito que sólo había cometido el error, quizá, de alejarse de sus padres, si no es que se encontraban entre todo el mar de muerte, tenía una cara de absoluta calma. Vomité otra vez, y luego cerré la ventana mientras abajo se oían los golpes de esos infelices. Durante el tiempo restante, las semanas, me dediqué a vigilar, casi sin apetito a comía mi ración de comida cada que era momento, con precisión casi de minutos. Luego me sentaba en la ventana, apuntaba mi fusil, y a veces mataba a algún infeliz que me resultaba especialmente repugnante, igual mataba a algún pobre humano que había caído en sus fauces. Poco a poco mi artillería se iba acabando, igual que la comida, mis bebidas y el agua para bañarme. Pero no la echaba de menos. Sabía que había sido más humano que en toda mi desperdiciada vida, y si me quedaba sin armas y sin comida, era lo mismo que tenerla, porque si pasaba mucho tiempo sólo, ahí, me iba a volver loco y quizá hasta dejara entrar a esos mierdas a hacer una cena show conmigo. Así que disfruté de lo que tenía, baleando a diestra y siniestra, viendo volar las cabezas de todos esos mentes vacías. Hace recién una semana, algo pasó. Me enteré que mi vecino, un presumido del asco, aún estaba en casa. Me di cuenta porque, a la media noche, como si la obscuridad fuera a ocultar a alguien de esas bestias estúpidas, salió de su casa intentando alcanzar su auto, supongo que queriendo huir de nuestro particular círculo del infierno. No había dado más de tres pasos fuera de su puerta, cuando tres zombies se abalanzaron sobre él. Uno de ellos, un joven de unos quince años, sin manos, a quien logró quitarse de encima de una patada tirándolo al suelo, se estiró de su lugar en el asfalto y mordió a mi vecino entre los genitales, arrancándolos de tajo y masticando con locura. Otro mordió su carótida y antes de que me diera cuenta o pudiera hacer lo mismo que con todos los humanos anteriores, ya estaba muerto. Me quedé quieto observando. No sólo porque fuera horripilante, pues ya había visto esa escena muchas veces, sino por saber que le sucedía a alguien cercano. A un conocido. Los zombies comían de él con vehemencia. Antes de que pasaran cinco minutos, sólo quedaron sus huesos. Los tres se levantaron y siguieron buscando comida. Yo continué inmóvil hasta los primeros rayos del sol. Sin embargo, al amanecer algo me llamó fuertemente la atención. En el suelo, a escaso medio metro de los huesos sangrantes de mi vecino, se encontraban las llaves de su auto. EL auto, podía usar su auto. Sólo era cuestión de llegar hasta ahí y huir hasta donde esos infelices nunca hubieran llegado. No obstante, unos minutos después cambié de parecer. No había a dónde ir. Era suicida llegar al auto. Aunque mis provisiones estaban bajas, ¿a dónde iría? Un momento, pensé. No podía servirme para huir, pero mi casa era perfectamente segura. Llevaba un mes y dos semanas y no había logrado entrar ningún zombie hijo de puta. Así que sólo necesitaba salir, tomar el auto, y buscar provisiones. Conocía la ciudad como la palma de mi mano. Podía salir, subir al auto y todos los dioses me protegieran, si todo salía bien, ir por provisiones, regresar y hacer lo mismo cada que lo necesitara. Era un mini Cooper 2008, algo pequeño, pero que muy bien me podía proporcionar el espacio suficiente para adquirir alimentos y algo de cerveza, bendita cerveza. Corrí a traer una escalera, un gancho de ropa y modificándolo, por encima de la barda jalé las llaves sin que ningún puto chupa médula se diera cuenta. Luego regresé a la casa, me armé con las pocas municiones que me quedaban, las granadas, mis cuchillos y mis ninjatos, y una vez estuve listo, tomé aire, me fajé los pantalones, me apreté los huevos temiendo que los come carne me dieran el mismo tratamiento que a mi vecino y tendí una cuerda amarrada a las vigas de la casa, para luego pasarla por la barda. Subí a la escalera cuidando que la cuerda no se regresara y salté. En ese instante tomé dos granadas y las lancé lo más lejos que pude. Abrí lo más que pude la boca para que las explosiones no reventaran mis tímpanos y comencé a correr al tiempo que las granadas estallaban. El efecto fue inmediato. Todas las alimañas corrieron tras las granadas. Yo corrí, saqué las llaves, abrí el carro y entré. El interior olía a tapicería nueva, a pesar de no ser un nuevo modelo. Pero no me fijé mucho en ello. Tanto hijo de perra no da oportunidad de apreciar lo bonito de la vida. Metí la llave en el contacto, pero a punto de prender el motor, me di cuenta que los niveles de gasolina casi estaban en ceros. Puñetera suerte. El único auto y sin combustible. Busqué dentro del auto, sólo había una mochila. Antes de que algún zombie me viera, salí del auto, aunque sin cerrarlo con llave, regresé corriendo a la barda y cuando comenzaba a subir, los primeros brutos carne podrida se dieron cuenta, pero para cuando llegaron a la pared, ya era muy tarde. Yo estaba del otro lado. Me senté a llorar, comprendiendo mi suerte. Podía desplazarme por diez minutos quizá, no más. Desesperado busqué a ver lo que había en la mochila, pero lo único que encontré fueron inútiles folders y una barra energética. Todo el riesgo por una jodida barra energética. Eso si era el colmo de la ironía. En toda mi puta vida nunca comí una barra energética, y ahora, me había arriesgado para encontrar únicamente eso mismo. Me decepcioné y seguí disparando como de costumbre, hasta el día de ayer. Me quedé sin balas, salvo una, en mi amada Taurus, que esperaba pudiera usar en mí mismo si llegaba el momento en que me quedara sin nada. Pero entonces vi a lo lejos algo que me asombró y me hizo recuperar la fe perdida. A lo lejos, precisamente a unos diez minutos de camino hacia el sur, una luz se prendía y se apagaba de manera intermitente, pero irregular. Era clave Morse. Alguien hacía clave Morse. Me sentí feliz, no era el único superviviente en la ciudad. Alguien había tenido los cojones suficientes para resistir. Además, el mensaje no pedía ayuda. Decía: Casa de seguridad, alimento a cambio de manos que empuñen armas. Un mensaje complejo, sólo para que alguien entrenado lo viera y lo comprendiera. Eso era lo que buscaba. Decidí jugarme el todo por el todo. Así que así sería. No, así será. Hoy me lo jugaré todo. Saldré bajando la pared, usando otras dos granadas, luego subiré al carro y conduciré. Viajaré atropellando hueso y carne, hasta llegar a pedir refugio. Después de todo aún tengo armas y la astucia para usarlas. Me aceptarán. Me he armado de nuevo, he puesto la cuerda y estoy a punto de salir. Si no lo logro, al menos espero que algún superviviente lea esto, que estará en una pequeña mochila que llevo al cinto. Pero lo lograré, soy un guerrero. Fallar no es una opción. Así que quizá este sea el adiós, aunque no lo creo, gracias a quien lea estas páginas, y sepa que un hombre resistió… No puedo creerlo. En verdad no puedo creerlo. Ésta es la cosa más loca que me haya pasado, o que quizá le haya pasado a alguien. Seguro que nadie me creería si no lo viera. Es de pinche película de horror. Me aterroriza y al mismo tiempo me hace conocer mi suerte. Quiero contar lo que me pasó el día de anteayer, o esto jamás estará completo. Salí de la casa con las granadas y los cuchillos en mano. Antes de poder lanzar alguna de las granadas, tuve que clavar mis dos cuchillos en la cabeza de una adolescente rubia que, seguramente antes del infierno, había sido toda una preciosura. Debí sentir lástima por ella, pero estaba muy ocupado en salvar mi culo. Luego solté las granadas, dos nuevamente y corrí al auto. Estaba por llegar a la puerta cuando un maldito zombie se me puso enfrente. Era un mastodonte de quizá cien kilogramos, parecía fuerte, así que no me arriesgué, tome una de las espadas y le rebané la cabeza finamente en diagonal. Cayó muerto al suelo y para mi jodida suerte, la puerta del mini Cooper achaparrado quedó bloqueada por esa mole de carne podrida. Me acerqué y jalé con fuerza para quitar el obstáculo, y a punto de abrir la puerta, un dolor punzante, que quemaba y penetraba a la vez, se hizo sentir en mi muslo. Era uno de esos pútridos cadáveres ambulante, que había logrado morderme. No tenía piernas, se arrastraba moviendo su abdomen sobre la acera. En un ataque de locura o furia, o quizá de ambas, le puse la pistola en la cabeza, esa en la que guardaba la bala para mi y disparé. Su cerebro quedó regado por el suelo, al tiempo que abría la puerta y me metía en el vehículo. La mordida me quemaba, pero extrañamente no sangraba. Sabía lo rápido que ese virus era, y que estaba perdido. Lamentablemente había perdido el juego y me iba a volver alguien como esos. No, no podía permitirlo. Tomé las llaves, las introduje y en un nuevo arranque, aceleré el auto y me perdí rumbo a la casa segura. En mi mente había una lucha entre dos pensamientos. Uno que me aseguraba que si llegaba a esa casa todo estaría bien y otro que me indicaba que todo estaba perdido. Había sido mordido. Pero de golpe me di cuenta de algo. Todos los humanos mordidos que había visto, sucumbían al virus en menos de un minuto. Yo ya llevaba al menos dos al volante, llevándome No-Muertos entre las llantas. Algo sucedía. Me vi al espejo. Mis venas saltaban, como las de todos esos infelices, pero poco a poco disminuían. Por lo demás sólo sentía un hambre infinita. Aceleré y en unos minutos estuve a media cuadra de la casa de las luces. Descuidado de la carretera, y acelerando el paso, estuve a punto de chocar con un muro. Giré bruscamente al darme cuenta y en lugar de chocar, mi coche se volcó. Inmediatamente los zombies voltearon, pero igual vi reacción en la casa, que apagaba las luces. Abrí la puerta y salí arrastrándome del auto. Inmediatamente eché a correr con esos cabrones persiguiéndome. Seguí hasta la puerta de la casa y grité que me abrieran, que traía armas. Se oyeron postigos moverse, pero eran muy lentos. Hice lo único lógico que pude para ganar tiempo. Tomé mis únicas dos bombas incendiarias y las lancé contra toda la congregación de parásitos que me seguía, de la que pronto quizá yo también formara parte. Los zombies ardieron al instante, luego la puerta se abrió y un grupo de manos me jaló hacia adentro. Después de quitarme las armas estuvieron a punto de matarme, pero cuando dije que yo podía ser una cura todos se quedaron mudos. Expliqué lo que me pasaba, luego todo sucedió muy rápido. Fui confinado, alimentado con carne, aunque nunca pregunté de dónde provenía, quizá de una pequeña reserva, pues en realidad ayer me di cuenta que me basta con poca carne, aunque no tolero ningún otro alimento. Me han regresado mi libreta, y han prometido hacerme estudios en busca de una cura, y si demuestro que no hay peligro, me dejarán libre. Mientras tanto tengo suerte, sobreviví a lo que otros no pudieron. Y si lo que quieren es matarme cuando terminen, bueno, te tengo una noticia. También se cómo hacer de mis manos un arma, y tengo la fuerza y los sentidos de esos que nos persiguen allá afuera. FIN

cero


Cero. Un leve chapoteo ocasionado por el continuo choque de las gotas al impactarse contra el suelo ya humedecido de la habitación creaba un aura fúnebre a la desolada y desatendida habitación. El aroma a humedad y madera solo recordaba la catástrofe que ocurría arriba… Afuera. Una penumbra casi completa hacia que las siluetas de las cajas y armarios vacios parecieran lapidas, lapidas deterioradas por el tiempo, un cementerio sin vida. De pronto, el sonido chispeante de algo en movimiento... Se movía rápido y ágil sobre los charcos de aquella oscura habitación. Entre aquellas “lapidas”, la fluidez y el “estruendoso” sonido de sus movimientos eran más que obvias en aquel lugar. Pronto, la pequeña rata había quedado entretenida olisqueando un trozo mohoso de pan que parecía estar ahí solo para ella. Mientras la rata olisqueaba y mordía aquella fría hogaza de pan. Un par de manos la sujeto rápidamente, aprisionándola entre sus fríos y deformados dedos. La rata, por instinto y miedo se defendió, mordisqueo una de las manos que la sujetaba. Una mordida y un chillido estremecedor rompieron con el rítmico sonido de las gotas. Después, todo en la habitación parecía callado, como si ni las sombras se atrevieran a moverse mientras se alimentaba. -¡Al fin!- Se decía así mismo con excitación y victoria mientras la sangre de la rata se deslizaba por sus brazos y su boca. –Carne… el hambre…- continuaba mientras seguía mordiendo a su presa. –El dolor…- decía al tiempo que lamia la sangre que lentamente se escurría por su brazo izquierdo -Se calma…- Añadía mientras una horrible y deformada sonrisa se pintaba en su rostro. –La soledad… la muerte…- se quejaba mientras terminaba con su festín.-No son nada comparados con este dolor… dolor… ¡dolor del hambre! Un dolor que envuelve, que consume… - se interrumpió a si mismo mientras egresaba a sentarse en un rincón. Una risa de travesura apareció en su rostro mientras miraba el techo vacio de aquella, la prisión en la que encerró hace ya cuatro meses. – Un dolor que mata…-Concluyo con algo de sarcasmo mientras volvía a sumirse en el silenció, pensando… esperando. Asechando.

domingo, 23 de enero de 2011

Mi razón de vivir


Mi razon de vivir han sido muchas...
Desde que te conocí ahora has sido la única por la que vivo.
Pero Quiero decirte algo hermoso y que se que te gustará.
Mi razón de vivir son tus risas multiplicadas que nadie puede apagar.
Mi razón de vivir son tus ojos... tu tierna mirada.
Mi razón de soñar... es por un futuro a tu lado, compartiendo miles de aventuras.
Mi razón de respirar es saber que me amas... que mis besos los extrañas.
Mi razón de trabajar... es para darte alas... decirte que en este mundo los sueños se hacen realidad...
La única razón por la que sigo pensando en tí... es por que tengo fe renovada... tengo esperanza.
Como ves eres mi razón de vivir... pero también tengo otra pequeña razón.
Por que como sabes ... solo quiero que te sientas bien... aliviada... que cuentas conmigo... que estes enamorada... que pienses en mi como yo me la paso pensando en ti... y que sepas mi niña... que estaré contigo... hasta el fin !!!! TE AMO !!!!

Mi vida sin ti....


Han pasado tantos años… desde que te conocí
Y no olvidado los momentos… que me haz hecho sonreír
Empezado a recordar… lo que tu haces por mi
o tan feliz .... empezado imaginar mi vida… sin ti
los abrazos que me haz dado… que me han hecho a recordar lo que… antes fui Y tengo que reconocer … que me enamoro mas de ti
… es algo mas
Que puedo volar sin d
Es que tu gran amor, mi vida cambio Llegaste a darme otro color Es que tu liberta
descansar Ouu ohhh Me haz cambiado el corazón… y me haz amado como soy
o… no me haz dejado regresar
Como un niño de la ma
Las alegrías que me haz dado… han quitado mi dolor En el camino haz estando… al lado de papá Empezado imaginar mi vida… sin ti Empezado a recordar lo que… antes fui
a darme otro color
Es que tu libertad… es algo m
Y tengo que reconocer … que me enamoro mas de ti Es que tu gran amor, mi vida cambio Llegaste
as Que puedo volar sin descansar. Quiero vivir, en lo profundo y abrazado de tus alas
aquí...
Es que tu gran amor, mi vida cambio
Llegaste a darme otro color
Quiero vivir en tu presencia y escucharte que me amas… y no me dejaras Que solo estaras
Es que tu libertad… es algo mas
descansar
Que puedo volar sin

Vuelan los pensamientos, cruzando los mares
y revolotean con las aves que peregrinan por el tiempo...
En algún lugar lejano, bajo esta luna que sonríe,
un par de ojos inquietos escudriñan en el silencio.

Los espectros de fantasmas, de temores y ansiedades,
en ritual de melancolías, se abrazan fervorosamente...
recorrido febril, de lánguidas miradas,
diálogos con suspiros...escala de mil besos....

La pasión desbordante, quebranta el hermetismo,
las promesas y anhelos....custodian un gran amor...
extrañas sensaciones, burbujas de colores,
galopante excitación de abrazos interminables...

Culminación de fantasías....comunión de dos almas;
una entrega sin reservas, que descifra los enigmas...
por la mordaz incertidumbre, al aceptar lo inevitable....

TE AMO...
y me siento liberado ante la exclamación jubilosa
de una tierna frase reprimida,
que encierra una gran verdad....

Melodía magistral confesiones fortuitas,
que arrullan los lamentos, por asimilar lo inexplicables...
Lo palpo en mi piel, te siento tan mía...
que ante la mínima duda se oprimen mis sentidos
al ser vertidos por mi llanto....

Cenizas de un cristal, que inerte y callado ha sido leal testigo,
de tormentosos cuestionamientos...

Lenguaje de un rebelde hermetismo,
una bella historia escrita con la tinta indeleble
de la realidad de que se guarda dentro.....

No te resistas al sentimiento que ha invadido tu ser
ni permitas que los ecos de los prejuicios,
martiricen lo mas puro que ha surgido
bajo este cúmulo de emociones....

Interminables ríos de letras, han recorrido nuestro navegar,
y permanecerán ocultas a la mordacidad de la censura que nos rodea...

Te amo, y me regocijo de admitirlo, eres alguien tan especial,
que al cerrar esta puerta al universo, me quedaré con el recuerdo inolvidable
de la más fascinante experiencia, que este mundo mágico me regaló....